Introducción
Dr. Héctor Bueno
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
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Índice de autores
Introducción y objetivos: La endocarditis infecciosa (EI) es una enfermedad grave, aunque infrecuente que ha experimentado cambios epidemiológicos en las últimas décadas. Los microorganismos causales de la EI más frecuentes son los Estafilococos, Estreptococos y Enterococos. Sin embargo, existe un porcentaje causado por microorganismos menos habituales (Corynebacterium spp, Brucella spp, Coxiella burnetii, hongos, HACEK...). No se conoce si este perfil ha cambiado en los últimos años y con ello las características y pronóstico de la enfermedad. El objetivo de este estudio ha sido analizar si la incidencia de EI causadas por estos últimos se ha visto modificada a lo largo de las 3 últimas décadas.
Métodos: Se ha analizado una cohorte de 512 casos de EI diagnosticados entre el año 1987 y el 2019 en nuestro centro, analizando los microorganismos causales en el periodo global del estudio y en 3 subgrupos definidos por periodos de tiempo (1: 1987-1997; 2: 1998-2008; 3: 2009-2019) y tipos de EI (nativa; protésica precoz y protésica tardía).
Resultados: De los 512 casos, el 37,9% fueron producidos por estafilococos, 23% por estreptococos (viridans o gallolyticus) y 15,8% por enterococos. En un 12,5% de los casos no pudo identificarse el microorganismo responsable. Mientras que un 10,8% de las EI fueron causadas por microorganismos no habituales (11% de las protésicas precoces, 13,2% de las protésicas tardías y 11,1% de las nativas). La proporción de EI por microorganismos no habituales se redujo de forma significativa (p < 0,001) desde el periodo 1987-1997 (21%) hasta el 1998-2008 (5,4%) y 2009-2019 (8,3%). Esta reducción fue similar en las EI protésicas precoces (25%, 4,7% y 4,3% respectivamente, p = 0,03), protésicas tardías (34,1%, 4,7% y 6,2%, p = 0,003) y nativas (17%, 6,7% y 10,2%, p < 0,001).
Conclusiones: El perfil microbiológico de las EI ha cambiado de manera significativa en las últimas 3 décadas, observándose una reducción de la incidencia de microorganismos infrecuentes desde 1987 a la actualidad. Aunque la explicación no está clara, este dato puede influir en los resultados y en la elección del tratamiento antibiótico empírico en nuestro medio.