Introducción: Las últimas guías de práctica clínica de fibrilación auricular (FA), supusieron un cambio en la estratificación del riesgo tromboembólico (RT) y hemorrágico (RH) y en las indicaciones de tratamiento antitrombótico. Nuestro objetivo es valorar el impacto de estas recomendaciones en la práctica clínica.
Métodos: Se incluyeron 145 pacientes ingresados por FA en cardiología o en medicina interna (MI) de un hospital terciario, distribuidos en dos periodos: antes de publicación de las guías (2010) y después (2013). Se analizó el RT mediante la clasificación de CHADS2 y CHA2DS2-VASc y el RH según la puntuación de HASBLED y se revisó el tratamiento antitrombótico utilizado.
Resultados: Del total de pacientes, 49% ingresaron en cardiología y 51% en MI; 61,4% antes de la publicación de las guías y 38,6% posteriormente. 84,1% presentaba FA no valvular. La edad media fue 77,23 ± 10. El porcentaje de pacientes con CHADS2 ≥ 2 fue 50,3% y el de CHA2DS2-VASc ≥ 2 97,2%. 55,9% tenía un HAS-BLED ≥ 3. El 75,9% estaba anticoagulado (96,3% acenocumarol, 1,8% dabigatrán y 0,9% rivaroxabán), 41,7% antiagregado y 4,8% no recibía ningún tratamiento. No hubo diferencias en el RT entre los pacientes ingresados en MI o cardiología ni valorándolo con CHADS2 ni con CHADSVASC. El HASBLED fue significativamente mayor en los pacientes de MI (2,03 ± 0,7 vs 2,08 ± 1,02; p < 0,001). Los pacientes de MI se anticoagulan menos (88% vs 72%) y tienen mayor tasa de tratamiento antiagregante (11% vs 13%) o ausencia de tratamiento (0% vs 9,45%; p = 0,01). No hubo diferencias en RT ni RH en los pacientes valorados antes o después de las guías. No hay diferencias en el tratamiento antitrombótico antes y después de las guías. El 7% de los pacientes con CHA2DS-VASc ≥ 2 y HASBLED < 3 no fue anticoagulado.
Conclusiones: Sin haber diferencias en el RT de los pacientes, las actuales guías han aportado nuevos índices que sugieren incrementar la tasa de anticoagulación (en nuestra serie un 47%). Sin embargo, esto no ha tenido impacto real en el tratamiento antitrombótico aplicado en la práctica clínica. Los pacientes de cardiología tienen un RT similar y un menor RH que los de MI, lo que se traduce en una mayor tasa de anticoagulación. Hay un 7% de pacientes no anticoagulados que deberían estarlo. A pesar de las nuevas recomendaciones, el impacto de los nuevos anticoagulantes orales en nuestro medio es escaso.