Introducción y objetivos: En el infarto con ST alto los stents farmacoactivos (SF) han demostrado una mayor eficacia que los stents metálicos, aunque existen dudas respecto a su seguridad, debido a un potencial incremento de la trombosis tardía. Las evidencias proceden de estudios efectuados con SF de 1ª generación, especialmente el SF de taxol (SFT). Los SF de 2ª generación y especialmente los de everolimus (SFE) han demostrado un perfil de eficacia y seguridad superior a los SFT, no obstante es escasa la información comparativa entre estos stents en el infarto. Hemos diseñado un estudio multicéntrico retrospectivo con el objetivo de comparar la evolución clínica de pacientes tratados con SFE y SFT en este contexto.
Métodos: Se han incluido en 14 centros series consecutivas de pacientes tratados con ambos tipos de stents. Se ha efectuado un seguimiento sistemático de pacientes. El periodo de inclusión de los SFT fue previo al de los SFE para reducir sesgo de selección.
Resultados: Se incluyeron 734 pacientes, 413 tratados con SFT y 321 con SFE. Sólo se observo diferencia en el uso de aspiración de trombo, más frecuente con SFE (20% vs 39,8%; p < 0,001). A los 2 años la supervivencia libre de muerte fue 91,8% con SFT vs 92,3% con SFE (p = 0,7), la de infarto 94,5% vs 99% (p = 0,006), la de TLR 94% vs 97,2% (p = 0,05) y la del combinado de estos eventos 84,6% vs 90% (p = 0,1) respectivamente. La incidencia de trombosis definitiva o probable de stent fue 4,4% con SFT vs 1,5% con SFE (p = 0,03). En el análisis de Cox los SFT resultaron predictores del TLR (HR 3,7, IC95% 1,1-12,6; p = 0,03) y de infarto (HR 3,3, IC95% 1,01-11,4; p = 0,04). La evolución clínica de dos grupos pareados por índice de propensión de tratamiento mostro un tendencia aunque no significativa a mejor evolución con SFE (supervivencia libre de muerte, infarto y TLR a 2 años 84,1% con SFT vs 88,4% con SFE; p = 0,1).
Conclusiones: Los resultados de este registro multicéntrico retrospectivo indican que el uso de SFE en el infarto ST alto se asocia a un mejor perfil de seguridad, con menor incidencia de infarto y trombosis de stent, y a una mayor eficacia.