Introducción
Dr. Arturo Evangelista Masip
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
Índice de autores
Introducción y objetivos: Estudios previos han demostrado que los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) e infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST) presentan mayores tasas de mortalidad y complicaciones. Nos propusimos valorar el impacto pronóstico de la presencia de ERCA en pacientes con diabetes tipo II e IAMCEST en nuestra serie.
Métodos: Estudio observacional y prospectivo de 7.652 pacientes con IAM ingresados de forma consecutiva en 2 hospitales de la región. Se definió ERCA por la presencia de creatinina ≥ 2 mg/dl o tasa de filtrado glomerular (TFG) < 30 ml/min/1,73 m2. Se realizaron modelos de regresión logística binaria y de Cox para mortalidad a corto y largo plazo (mediana 7,2 años).
Resultados: Del total de pacientes que debutaron con IAMCEST (5.755), 1.986 presentaron diabetes mellitus (DM) (34,5%), de los cuales 158 con ERCA (8%) y 1,828 sin ERCA documentada (92%). Los pacientes con DM y ERCA presentaron mayor edad (73,3 frente a 68 años, p = 0,0001), tasas más altas de hipertensión arterial (80,1 frente a 61,4, p = 0,0001) y con menor frecuencia fumadores (19,1 frente a 30%, p = 0,003). Los pacientes con DM tipo II y ERCA presentaron con más frecuencia antecedentes de insuficiencia cardiaca (58,6 frente a 26,2%, p = 0,0001) y arteriopatía periférica (30,6 frente a 10,9, p = 0,0001). Al ingreso los pacientes con DM tipo II y ERCA presentaron tasas más altas de insuficiencia cardiaca clase Killip > I (63,7 frente a 29,6%, p = 0,0001) y Killip IV (10,8 frente a 4,7%, p = 0,002), menor elevación del segmento ST (suma total de mm del segmento ST elevado 7,2 frente a 9 mm, p = 0,002), y presentaron menores tasas de reperfusión (53,5 frente a 74,3%, p = 0,0001) y de revascularización total (72,6 frente a 85,2%, p = 0,0001). Durante el ingreso presentaron con mayor frecuencia insuficiencia cardiaca clase Killip > I (26,1 frente a 11,8%, p < 0,0001) y Killip IV (71,3 frente a 36,4%, p < 0,0001), mayores tasas de mortalidad intrahospitalaria (36,9 frente a 14,2%, p = 0,0001) la tasa de muerte por shock cardiogénico fue más frecuente (21 frente a 8,8%, p = 0,0001). En el seguimiento a largo plazo, presentaron también mayor mortalidad (p < 0,0001).
Conclusiones: En nuestra serie, la presencia de ERCA en pacientes con DM tipo II e IAMCEST se tradujo en una peor situación al ingreso, más complicaciones y menores tasas de reperfusión. La presencia de ERCA en este grupo de pacientes resultó predictor de mortalidad a corto y largo plazo.