Introducción
Dr. Arturo Evangelista Masip
Presidente del Comité Científico del Congreso
Comité ejecutivo
Comité de evaluadores
Índice de autores
Introducción y objetivos: Las guías de práctica clínica de las diferentes sociedades científicas se han convertido en una herramienta básica del trabajo médico, generando un idioma común para el debate y llegando a tener importancia médico-legal. La cardiología es una de las especialidades médicas donde mayor desarrollo ha tenido en los últimos años. Dada su importancia nos proponemos analizar la cantidad de evidencia científica en la que se basan, evaluando el nivel de recomendación A y C de la guía, analizando específicamente las recomendaciones nivel II (evidencia contradictoria) y evidencia C (opinión de expertos, estudios observacionales, registros...) como índice de menor peso científico.
Métodos: Evaluamos la cantidad de recomendaciones en las guías de dislipemia, insuficiencia cardiaca, enfermedad vascular periférica, fibrilación auricular, SCACEST, enfermedad valvular cardiaca y síncope, el nivel de recomendación (I, II, III) así como el nivel de evidencia que soporta dicha recomendación (A, B, C), con especial atención a recomendaciones nivel II y grado C como índice de menor peso científico, de todas las guías renovadas desde 2016 hasta 2018 de la Sociedad Europea de Cardiología.
Resultados: En total hay un total de 1.147 recomendaciones (I = 528, IIa = 373, IIb = 145 y III = 101). En cuanto a grado de recomendación 212 eran grado A, 400 B y 535 C. El nivel de evidencia A era del 18,48% (12,9% I A), el nivel C de las guías era del 46,64% del total, siendo como índice de bajo peso científico el nivel de recomendaciones II C el 23,97%, casi una cuarta parte total de las recomendaciones.
Conclusiones: A pesar de la importancia en la práctica clínica y desde el punto de vista médico-legal, y la enorme cantidad de estudios referenciados en la bibliografía de todas, solo una quinta parte de las recomendaciones son clase A, actualmente son de grado C casi la mitad de las recomendaciones (46,64%), y con un índice de bajo peso científico (II C) de 23,97%, casi la cuarta parte de las guías. Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad de volver al camino de la medicina basada en la evidencia y no en la «eminencia».