Introducción y objetivos: El everólimus y sirólimus son una nueva familia de inmunosupresores que aportan ciertas ventajas con respecto a los clásicos: mejoría de la función renal, reducción en la enfermedad vascular del injerto (EVI) y menor incidencia de neoplasias. Describimos la experiencia de nuestro centro en los últimos 5 años con este tratamiento.
Métodos: Recogimos las variables clínicas de los pacientes en tratamiento con everólimus y las comparamos con el resto de pacientes trasplantados en nuestro centro. Analizamos la indicación de cambio de inmunosupresión por la que se iniciaron, si se alcanzaron los objetivos del cambio y la aparición de efectos secundarios o complicaciones debido a la nueva pauta de inmunosupresión.
Resultados: Durante los últimos 5 años 48 pacientes han sido o están siendo tratados con everólimus. Los motivos principales de cambio de inmunosupresión fueron: la insuficiencia renal (n = 12, 25%), la EVI (n = 18, 37,5%), las neoplasias (n = 10, 20,8%) y 2 pacientes tomaron everólimus desde el inicio (4,2%). El tipo de cambio de inmunosupresión más utilizado fue la suspensión total del inhibidor de la calcineurina (ICN) (n = 31, 64,6%), seguida de la asociación a dosis bajas de éstos (n = 12, 25%) y la suspensión del antimetabolito sin modificar la dosis del ICN (n = 3, 6,3%). La ciclosporina fue el inmunosupresor que más veces se modificó (n = 24, 50%), seguido del tacrólimus (n = 17, 35,4%) y el micofenolato o la azatioprina (n = 5, 10,4%). El 68,9% (n = 20, p = 0,036) de los pacientes que tenían insuficiencia renal mejoraron su función (reducción de un 25% del valor de la creatinina); el 66,6% (n = 21 p = 0,013) de los pacientes con EVI la estabilizaron o mejoraron; y el 73,7% (n = 14, p = 0,004) de los pacientes con neoplasias, éstas se pudieron controlar o resolver. El everólimus tuvo que suspenderse en 9 pacientes (18,8%). En 6 por reacciones adversas intolerables (2 neumonitis) y en 3 por rechazos celulares. Un paciente falleció al mes del inicio de tratamiento, pero se desconoce la causa. Además en 9 pacientes aparecieron edemas tolerables (19,5%) y 16 desarrollaron hipertrigliceridemia (35,5%).
Conclusiones: Podemos afirmar que el everólimus en un fármaco con una seguridad aceptable que puede ser de utilidad para el control de la EVI, el control de neoplasias y para pacientes que desarrollan insuficiencia renal secundaria a los inmunosupresores habituales.
Estimación del cambio de efecto del everolimus sobre la función renal.