Objetivos: Describir las características clínicas y la evolución intrahospitalaria de los pacientes con endocarditis infecciosa (EI) que presentan shock séptico (SS), y analizar si la cirugía mejora el pronóstico de estos pacientes.
Métodos: Se incluyeron 894 episodios de EI diagnosticados de forma consecutiva en tres hospitales terciarios entre los años 1996 y 2011, y fueron clasificados en dos grupos: Grupo I (n = 156), pacientes con SS, y Grupo II (n = 738), pacientes que no desarrollaron esta complicación.
Resultados: La distribución por edad (61 ± 16) y género fue similar en los dos grupos. Los pacientes del Grupo I presentaron más frecuentemente diabetes mellitus (29,5% vs 17,6%; p = 0,001), insuficiencia renal crónica (15,4% vs 9,3%; p = 0,023), cáncer (15,4% vs 8,3%; p = 0,006) y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (12,2% vs 7,1%; p = 0,033). El tiempo desde el inicio de los síntomas hasta el ingreso fue más corto en este grupo (63,2% vs 44,8%; p = 0,001). La presencia de vegetaciones (90,4% vs 79,7%; p = 0,002) así como de abscesos perianulares (25% vs 17,1%; p = 0,020) fue más común en el Grupo I. Perfil microbiológico: S. aureus (42,5% vs 16,2%; p < 0,001), y los bacilos Gram-negativos (7,5% vs 3,7%; p = 0,048) fueron más frecuentes en el Grupo I, mientras que S. viridans (2,2% vs 14,2%; p < 0,001), y los estafilococos coagulasa negativos (10,4% vs 18,4%; p = 0,025) lo fueron en el Grupo II. El desarrollo de insuficiencia cardíaca (69,9% vs 49,7%; p < 0,001), insuficiencia renal aguda (30,1% vs 16,9%; p < 0,001), y la aparición de embolias hepáticas (1,9% vs 0,3%; p = 0,040) fue más común en pacientes con SS. Los pacientes del Grupo I recibieron tratamiento quirúrgico menos frecuentemente (44,9% vs 57,9%; p = 0,003), y su mortalidad fue mayor (73,1% vs 17,9%; p < 0,001). Los pacientes con SS que fueron operados (n = 70) tuvieron una mortalidad menor que aquellos que recibieron únicamente tratamiento médico (n = 86): (64,3% vs 80,2%; p = 0,026).
Conclusiones: Aunque en los pacientes con EI y SS la presencia de comorbilidades, la infección por S. aureus, las complicaciones perianulares y la insuficiencia cardíaca fueron más prevalentes, este grupo recibió tratamiento quirúrgico con menor frecuencia, y la mortalidad de este grupo fue mayor. Aquellos pacientes con SS que no se operaron tuvieron el peor pronóstico. Por tanto, consideramos que algunos pacientes con EI y SS se benefician de una cirugía precoz.